El COVID ha impactado de forma desigual a los diferentes sectores económicos, algunos con efectos devastadores en su cadena de valor, que incidirán no solo en estos momentos sino en el medio plazo. Sin embargo, las energías renovables se han visto relativamente poco afectadas, bien por el apoyo institucional, bien por una mayor concienciación medioambiental acerca de las externalidades que genera la actividad humana en el planeta pero, fundamentalmente, debido la gran reducción de costes que han experimentado las tecnologías renovables.

Esta situación ha facilitado un crecimiento exponencial del sector no sólo en Europa sino a lo largo de los cinco continentes. Los números en España lo reflejan claramente en términos de capacidad instalada y proyectos en desarrollo, posicionamiento de España a nivel europeo y las proyecciones a 2030, fecha en la que hemos asumido unos compromisos que, si en su inicio suponían un gran reto, hoy parecen conservadores.

Esta evolución está siendo muy rápida y con ella hemos necesitado incorporar nuevos perfiles profesionales que hasta hace poco tiempo no eran demandados por las empresas del sector. Por ejemplo, nuestros Project Managers se deberán ver enriquecidos con competencias más allá del conocimiento técnico entrando en ámbitos más relacionales y con un mayor peso en detectar nuevas áreas de actividad que demandarán nuestros clientes, es decir mayor visión de negocio. Las unidades soporte se tendrán que ver enriquecidas con perfiles mucho más especializados y muchos de ellos deberán ser formados internamente en vez de buscarlos en el mercado laboral. Es decir, estamos en un mercado energético muy cambiante que demandará perfiles de gran adaptabilidad, flexibilidad y versatilidad.

Por otra parte, las tradicionales estructuras organizativas actuales deberán dejar paso a estructuras mucho más planas, menos pesadas y en las que se facilite la iniciativa frente al cumplimiento de procesos tediosos y poco efectivos. La agilidad en la toma de decisiones y su velocidad de implementación facilitarán el éxito. El tiempo es un factor crítico para ello y estar preparado en estos momentos e incluso adelantarnos en nuestra estrategia a los cambios que están por venir nos diferenciarán y posicionarán de manera diferencial en el sector.

Todos estos cambios han propiciado la incorporación de nuevos perfiles, más especializados, en todas las fases que impactan en nuestra actividad del día a día hasta conseguir el Ready To Build de nuestros proyectos.

Desde el ya lejano 13 de marzo, fecha del inicio del confinamiento hasta ahora, RIC ha ido incorporando nuevos profesionales en los diversos departamentos, tanto de producción como de soporte, reforzando tareas con déficit de recursos y apoyado el lanzamiento de nuevas líneas de negocio (almacenamiento, hidrógeno, etc.) que en su conjunto ha supuesto un incremento del equipo RIC del 40% sobre el equipo existente antes de la pandemia. En el corto plazo, esperamos incorporar entre 6 y 10 nuevos profesionales que nos ayudarán a afrontar nuevos retos: movilidad eléctrica frente al uso de combustibles fósiles, desarrollo e implementación de proyectos de hidrógeno, digitalización, etc.

Sin lugar a duda el mayor reto al que nos hemos enfrentado en este año que acaba ha sido el de trabajar a distancia sin disminuir la eficiencia, rompiendo con el tan denostado criterio presentista. El obligado experimento ha sido un éxito gracias a las inversiones tecnológicas realizadas y que estaban disponibles en RIC así como a la adaptabilidad y esfuerzo realizado por todo el equipo. Ha sido una grata sorpresa que de seguro afectará al actual modelo de trabajo, dejando paso a modelos más flexibles y facilitadores de una mejor compatibilidad entre la vida personal y profesional. También a nuevas formas de empleo sin las limitaciones geográficas, de tanto peso en el mercado laboral español. El futuro teletrabajo es la punta del iceberg de los cambios, habrá muchos más.

Estamos en un sector que está viviendo una auténtica revolución y por ello deberemos adaptarnos a todos los cambios que se nos vienen encima. La mejor herramienta para ser exitosos en esta tarea es la formación, tanto en aspectos de conocimientos como a la hora de incorporar nuevas habilidades. Trabajar en remoto supone importantes cambios en el marco relacional; la incertidumbre, y nosotros de esto sabemos mucho al ser un sector regulado, dominará frente a la certidumbre. La inteligencia emocional como capacidad para percibir y controlar emociones tomará mayor importancia. La visión de negocio acompañada por ejecutividad en la toma de decisiones será determinante. Y en estas áreas vamos a centrar nuestros esfuerzos facilitando habilidades que posibiliten y hagan más fácil la adaptación a este cambio.

2020 ha sido un año de grandes cambios y preludio de otros muchos que están por llegar y que nos avisan de que no podemos dormirnos, que debemos anticipar y prepararnos para ellos. Esfuerzo, constancia y perseverancia serán valores a incorporar en RIC, por supuesto sin menoscabar los actuales, que nos otorgarán una ventaja competitiva que debemos conservar.

Por encima de todo, reivindicamos el valor de la persona en nuestra organización. Siempre la hemos tenido como norte y así seguirá siendo. Es un valor constante y permanente en cualquier momento y será la base que nos facilite los futuros logros que serán de todos.